En el post anterior dijimos que las etiquetas o clasificaciones no son necesarias, pero a veces nos ayudan a conocernos y entendernos mejor, para continuar con esta idea les presento los conceptos que se utilizan en estos días.
No olvidemos que esto está en constante cambio y en cada individuo en distintos momentos también puede cambiar. Como también cambian los términos.
Entendemos por orientación sexual a la preferencia que tenemos al momento de acercarnos íntimamente a otras personas.
Estos términos pueden ser:
- Heterosexual: Atracción sexual hacia el sexo opuesto.
- Homosexual: Atracción sexual hacia el mismo sexo.
- Bisexual: Atracción sexual hacia el mismo sexo y el sexo opuesto.
- Pansexual: Atracción sexual hacia personas de más de un género y/o sexo.
- Demisexual: Atracción sexual solo cuando se ha establecido un fuerte vínculo emocional o íntimo.
- Lithsexual: Atracción hacia otros sin la necesidad de ser correspondidos. No busca que el deseo sea recíproco. Prefiere platónico antes que convencional.
- Autosexual: Atracción sexual hacia uno mismo, sin que esto tenga que ser sinónimo de narcisismo.
- Antrosexual: Personas que experimentan su sexualidad sin saber en que categorías identificarse y/o sin sentir la necesidad de clasificarse en ninguna de ellas.
- Asexual: Falta de atracción sexual.
Es increíble como todavía muchas de estas formas de relacionarse son miradas con desprecio y esto es así por la falta de comprensión, producto de la crianza que nos inculcó como única forma de relacionarse la heterosexualidad. Aceptar que hay más formas y que éstas son tan válidas como la primera lleva tiempo y empatía. Se avanzó mucho en este camino, es es muy bueno, pero todavía falta.
Lo único que debe importar es el amor en todas sus formas.